lunes, 27 de junio de 2016

No puede ser amor 3° - Gaby Ruiz



Hasta que llegaba alguien, casi siempre André, y la movía a levantarse para desayunar algo.  Pero hoy había sido distinto.  De pronto había sentido intensas ganas de comer y había encontrado pastel de chocolate.  Se lo sirvió y continuó comiendo sentada en su sofá.  En verdad le gustaba estar en él, tal vez porque guardaba tantas memorias de ella escuchando cuentos en el regazo de su madre… o tal vez por aquella ocasión en que Alex había leído para ella.
Era una tarde fría de navidad.  Ella estaba deseando escuchar una vez más “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, pero su madre, Danna, se encontraba muy ocupada con la fiesta que se daría lugar esa noche. 

 Su padre, Leonardo estaba en la oficina con el padre de Alex, Sebastien.  Doménica, la madre de Sebastien atendía a la pequeña Daila, con la ayuda de Beth.  André estaba jugando en el pasillo con Alex.  Danaé estaba aburrida y quería escuchar ese cuento… o al menos intentaría leerlo.  Con lo testaruda que era, tomó el libro entre sus manos, lo abrió e intentó leer con las pocas letras que había aprendido.  Sí, efectivamente ahí había una a… hum… otra a… y esa creía que era una e, pero no estaba segura.
–¿Qué haces pequeña? –preguntó Alex mirándola con ternura.
–Intento leer, Alex… –contestó Danaé concentrada– pero no lo logro muy bien…
–Hummm…–dijo Alex como respuesta– ¿quieres que lo haga yo?
–¿Lo harías por mí?  –los ojos de Danaé se iluminaron.
–Por supuesto, mi niña –se sentó él en el sofá e hizo que Danaé se sentara a su lado. Abrió el cuento y se dispuso a leer.
–¿Alex, vienes a jugar?  –gritó desde el pasillo André.
–En unos minutos –había dicho. Y esos minutos se convirtieron en cerca de una hora.  Ahí, en ese mismo instante en que él concluyó la lectura,  Danaé supo que Alex era distinto.  Que nada, nunca había sido ni sería igual con él.
–Listo, pequeña. ¿Estás dormida?  –preguntó bajito Alex, al ver que Danaé tenía los ojos cerrados y se apoyaba en su hombro.
–¿Hummm?  –ella murmuró y a continuación abrió sus risueños ojos–  no, Alex… no estoy dormida.  ¡Ha sido maravilloso!  ¿Me leerás nuevamente, verdad? –Danaé hizo un gesto tan tierno que Alex solo se limitó a sonreír encantado y asentir.
Ella no lo pudo evitar.  Lo miró directamente a sus ojos azules clarísimos y le dio un beso en la mejilla.  Alex sonrió con cariño y Danaé se alejó riendo, muy feliz.
Y había sido perfecto… perfecto hasta aquella noche.
–¿Y ese suspiro? –se escuchó la voz de André a espaldas de Danaé–  ¿Danny, está todo bien?
–Buenos días, hermanito. Sí, todo está perfectamente –sonrió con calidez–  ¿por qué te levantaste tan temprano?
–Yo siempre me levanto temprano –dijo André encogiéndose de hombros
–Hummm… de lunes a viernes, sí.  Pero sábado, y hoy es sábado… –Danaé pensó– ¿tienes una cita a estas horas?
–¿Sabes que hay cosas que una hermana no debe preguntar?  Y menos a su hermano mayor  –murmuró él.
–Ah, entonces sí es eso.  ¿A estas horas? ¿Con quién?
–¿Haces muchas preguntas, no?  –André entrecerró sus ojos.
–Tú despiertas mi curiosidad… 
–Bien, para tu curiosidad.  No, no conoces a la chica.  Sí, efectivamente es una chica…–aclaró al ver que abría la boca– pero no es una cita.
–Siempre se trata de una chica  –Danaé lo miró con reprobación pero en sus labios esbozaba una sonrisa traviesa–  ¿Vas a prepararle el desayuno?
–¡Danaé!  Deja el interrogatorio –André sonrió y estaba saliendo cuando se volvió–  Qué más desearía que darle el desayuno, pero ella…  no me toma en serio –frunció el ceño y se alejó.
–Me pregunto por qué será –pronunció irónica y lo suficientemente alto como para que André lo hubiera escuchado.
Danaé se levantó al observar que sus padres se dirigían al comedor.  Los alcanzó y dio un dulce beso en la mejilla de cada uno. Danna y Leonardo le sonrieron con cariño y él pasó su brazo sobre su hombro.
–¿Cómo está mi pequeña hoy? –sonrió Leonardo ante el mohín involuntario de su hija–. No es mi culpa que seas tan pequeña –rió maliciosamente mirando a su bella esposa.
–Sí, Leonardo.  Tienes toda la razón y no lo voy a negar –rió Danna divertida.  Ella apenas medía 1.60 m. y Leonardo 1.80 m. Era obvio de donde Danaé obtuvo su estatura– Pero mi pequeña, para eso existen los tacones –añadió sonriendo con calidez.
–No me gustan los tacones –negó Danaé– sabes que prefiero andar cómoda.  Mis botas bajas nunca me fallan –suspiró.
– Algún día tendrás que cambiarlas, hija –señaló Danna–  ¿No piensas ser toda tu vida una estudiante universitaria verdad?
–Tu madre tiene razón, Danny –asintió Leonardo–. ¿Piensas llevar traje con tus botas?
Danaé estaba a punto de asentir pero negó rápidamente y se mantuvo en silencio.  Sus padres, daba la impresión, querían que ella creciera más rápidamente.  ¿No se suponía que los padres querían a sus hijos con ellos el mayor tiempo posible?  Pero no, sus padres le pedían que ya dejara de vestirse como “universitaria” y pasara a ser “seria”.  Seriedad… –Danaé suspiró– un poco difícil ya que ella aún quería soñar. Bueno, eventualmente trabajaría más “seriamente”. Por lo pronto, trabajar de asistente de diseño en la empresa familiar, estaba bien para ella.
–No quiere decir que no quiera que continúes en la empresa familiar, hija –Leonardo explicó– tienes mucha creatividad y me encantaría que tomarás las riendas de la empresa junto con André.
–Papá… –Danaé sonrió abrazándolo– No tengo vocación de directora, odio eso de la presión y decisiones. ¿Podría continuar con la parte creativa nada más? –pidió sonriente.
–Es muy razonable… –intervino Danna sentándose.
–Está bien –aceptó Leonardo– siempre que André siga trabajando para conseguir el puesto de director, tú podrás seguir diseñando.  Después de todo, creo que a las mujeres de esta familia les encanta la parte creativa.
–No a todas  –se escuchó una voz femenina–  ¿verdad, hermanita?
–¡Beth! –gritó Danaé abrazando a su hermanastra– ¿cómo estás?
–Bien, llegando –sonrió y se dirigió a su padre– ¿con qué creatividad eh?

2 comentarios:

  1. Hola.. quise comentar para que vean que siempre me paso por aca, jijiji, aunque la saga italia ya la leí. asi que por eso no la leo desde aca, aun asi Gabi dejame decirte que amo tus historias, son muy lindas y romanticas.

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