Para Nata, para sacarle aunque sea una sonrisita.
Que muy pronto la vida nos deje estar las tres y reír a carcajadas.
Vida: Mil millones
ochocientos treinta y cinco mil quinientos y sumando…
Nata: Un número entre
uno y cinco… creo.
Ser yo no es
sencillo, a veces es muy pero que muy difícil ser yo. Haciendo a un lado que
tengo mis ataques de Drama Queen (Como cuando el protagonista de lo que leo o
miro se porta como un idiota y hace sufrir a la chica y de paso a mí) lo cierto
es que la vida se ha portado muy perra conmigo, en este juego voy perdiendo por
mucho.
¿Qué haces cuando la
vida te acaba de asestar otro pequeño y certero golpe o mordida en todo caso?
Llamas a una amiga ¿verdad? se supone que eso te hará sentir mejor ¿verdad? entonces
¿Por qué quiero asesinarla ahora mismo?
-
¡Dios!
Pareces un dálmata. – Decía “mi amiga”
Phoebe de rodillas sobre mi cama casi encima de mí observándome con la
curiosidad que tendría un chiquillo de cinco años y no una mujer adulta.
-
Los
dálmatas tienen manchas negras. – Gruñí. – ¡Estos son ampollas o granos o qué
rayos sé yo!
-
Deja
de gruñir o te parecerás en serio. ¡Ey! No me muestres tus colmillos, quieta. No
son ampollas en todo el sentido de la palabra, son como manchitas rojas– Se
sentó sobre sus piernas aun encima de mi cama y vi que apretó los labios con
fuerza.
-
Adelante
– La animé sabiendo lo que pasaba.
-
No,
está bien. – Dijo en un suave murmullo y no es que ella sea suave en nada, es
que por la forma en que apretaba los labios no salían sonidos demasiado
audibles.
-
Hazlo.
– Si no, esa mujer explotaría.
-
No
debería… - Expresó dudosa y vi como empezaba a ponerse roja.
-
¡Que
lo hagas maldita sea! – Exploté y ella empezó a reír como si se le fuera la
vida en ello.
Quince
minutos después.
Sí, quince ¡quince!
Phoebe por fin había dejado de reír.
-
Lo siento. –
Decía aun limpiándose las lágrimas. – Fue inevitable.
-
Claro.
– Refunfuñé cruzándome de brazos molesta.
-
¿Debería
recordarte cuanto te reíste de mí aquella vez? Rodabas por mi cama apretándote
el estómago muriéndote de risa. Y debo decir también que tu receta esa del ajo
fue la que me puso en ese pésimo estado.
-
¡Jamás
dije que triturarás el ajo! Era la cascarilla y solo. Además yo no te mandé a
servir de cupido para esa parejita.
-
Tenía
que ayudarle al novio con su propuesta de matrimonio. – Phoebe se encogió de
hombros.
Como si el ser devorada por miles de moscos que le dejaron
sus respectivas ronchas mientras ayudó a esa propuesta hubiera valido la pena.
Bueno, al menos no se habían divorciado esos dos. Lo malo es que ella tenía una
entrevista de trabajo al día siguiente de dicha ocasión y le recomendé que se
pusiera cascarillas de ajo y la boba se puso el ajo, llegó apestando
obviamente.
-
Pues
a pesar del pésimo estado en que según yo te dejé, conociste al que es el amor
de tu vida ¿no?
-
Mi
Ángel. – Dice con un suspiro y derritiéndose. Ruedo los ojos. Se levanta de
inmediato. – Me llamaste la momia de Ramsés II ¿tú que serías ahora eh? – Dice
maliciosa y veo que saca su celular.
-
¡Ni
se te ocurra! – Grito y enseguida iniciamos una lucha, ella intentando tomarme
una foto y yo intentando quitarle el teléfono, el cuál de pronto sonó y
aproveché a arrebatarle. - ¿Hola? – Contesto y con un ágil movimiento me siento
encima de mi amiga que queda boca abajo y que lucha por librarse.
-
Has
subido de peso. – Me dice y con una mano le entierro la cara en la cama. – ¡Ay!
–Llega su grito amortiguado.
-
Ah,
Ángel eres tú. Sí aquí está. Intentaba matarla, pero me has aguado la fiesta.
–Oigo las risas del novio de mi amiga quien luego pregunta como sigo. – Sigo
igual pero no empeorando… creo. – Phoebe empieza a moverse como potro salvaje y
logra tirarme, tomando su teléfono en el acto.
-
Hola
amor, parece un dálmata.- Dice de inmediato y yo le tiro una almohada a la cabeza.
Una hora después.
-
No
te pregunté si querías ir, es que vamos a ir. – Dice Phoebe.
-
Es
feriado, no hay nada abierto. –Gruño tapándome con la sabana la cabeza.
-
Dónde
te llevo sí que estará abierto.
-
Todo
está cerrado. –Insisto desde la precaria seguridad de mi cama.
-
No
puedes seguir así. Lo que tomas no ha hecho efecto. No vamos a esperar a que
haya un consultorio disponible. Además donde iremos te digo que está abierto.
Es amigo de Ángel, se conocieron cuando fue a hacer ese seminario de marketing.
-
¿Me
llevas a un médico o a un Licenciado en Mercadotecnia? – Me destapo y me siento
mirando con sospecha a mi amiga. - ¿Me quieren para un comercial sobre una
crema o algo así?
-
Serás
boba… aunque viéndolo así, podemos sacar provecho de tu situación. – Dice pensativa
y lamento no tener algo más pesado que una almohada para aventarle. Se ríe al
ver mi expresión asesina.
-
Contigo
no me fío en serio…
-
Ángel
se sentía mal del estómago esa vez, por algo que comió. Ya sabes toda esa
comida picante asiática. Tuvo una leve reacción alérgica. Le recomendaron a Leo
quien es un médico de medicina oriental, todo natural y súper efectivo. Ángel
dice que jamás se había recuperado tan rápido de una enfermedad y aparte se
sintió con mucha energía, pese al cambio de horario y todo eso.
-
¿Vas
a llevarme hasta China para que me cure el mentado Leo ese? – Le digo
estupefacta. Esta vez una almohada me golpea a mí en la cabeza.
-
Creo
que las manchas esas te penetraron el cerebro ¿me dejas continuar?
-
Adelante.
–Le dijo enfurruñada.
-
Leo
es aparte un hábil cirujano, le invitaron a dar cursos, seminarios y ponencias
y todo eso sobre las nuevas técnicas que él usa para evitar pérdidas
innecesarias de sangre, creo que inventó un aparatito…
-
Ve
al grano por Dios. –La apremió al ver como divaga.
-
Ah
sí, pues está aquí desde hace un mes y como es médico especialista también en
medicina oriental pues ha atendido a algunas personas pero solo por
recomendación, es el amigo de Ángel del que tanto te he hablado y tú ni caso me
has hecho.
-
He
estado ocupada…
-
Sí,
con tu nuevo negocio de muebles decorados a mano. Lo sé perfectamente, así como
sé que has trabajado tanto que mira, enferma por ello. –Me reprocha.
-
No
sabía que tendría una reacción alérgica a uno de los materiales que uso para
decorar en los muebles.
-
Tienes
un empleado ¿Por qué no lo pusiste a él?
-
Porque
la que pinta y hace los dibujos por los cuales me ha ido tan bien últimamente
soy yo y dudo mucho que Aura sepa escribir correctamente, mucho menos la pondré
a dibujar. – Aura es una adolescente que simplemente toma recados y atiende el
teléfono, está a tiempo parcial y solo cuando tengo demasiadas cosas que
hacer.- Además he usado ese producto siempre, no entiendo qué pasó ahora.
-
Tu
piel se cansó. Trabajas demasiado. Vamos, ponte algo decente e iremos a ver a
Leo.
-
No
iré a ver a un chino a que me ensarte pinchos. –Digo y me atrinchero en la
cama.
-
No
es chino. – Dice Phoebe mientras tira de la sabana con la que me cubro.
-
Japonés,
tailandés… lo que sea ¡No iré!
-
Tampoco
es nada de eso.
-
¿Vietnamita
entonces? – Insisto bajo el refugio de la sabana.
- Es una mezcla, una que hace que las
chicas volteen a verlo, las mujeres se le lancen y las ancianas lo quieran por
lo menos de nieto.
Eso hace que saque la
cabeza de mi escondite.
-
¿Una
mezcla?
-
Inglés
por parte de padre y coreano por parte de madre. El resultado es digno de
verse…. Créeme.
Me siento en la cama y
escucho con interés, estoy enferma es cierto. Pero, la cultura asiática siempre
me ha llamado la atención, un día iré y recorreré todo lo que pueda ese
continente. Lo curioso es que últimamente los asiáticos los he visto desde otro
ángulo, bueno, no últimamente, tengo años viéndolos con ojos lujuriosos (No a
todos, que no estoy ciega, solo a los buenorros que los hay y muchos) ¿Qué
donde los veo? Bueno, en películas, videos de música y doramas… sí, soy una
friki, una calladita (Excepto con quienes comparten mis gustos) pero friki.
Debo añadir que mi preferencia va hacia un pequeño país, que no es Japón, que
no es China, es Corea.
-
Prosigue.
– Digo aparentando tranquilidad. No es que la idea de conocer a alguien guapo
esté por arrancarme de la cama, soy superficial a veces pero no tengo tiempo
para tonterías, es la idea de ver algo directo de uno de mis países favoritos,
y mezcladito mucho que mejor. Mi yo interior sonríe recordando mi mezcla
favorita: Daniel Henney. Casi babeo al recordar.
-
Sabía
que tendría tu atención. – Dice Phoebe sonriendo con suficiencia y yo aprieto
los puños para no aventarle lo que tengo a mano, la lámpara en el buró luce tentadora.
La muy ingrata me conoce, ha visto uno que otro dorama conmigo y solemos babear
juntas. Pero desde Ángel nuestros babeos han sido reducidos ya que esos dos
suelen pasarse el tiempo uno encima de otro.
-
Si
crees que solo porque está guapo saldré de aquí.
-
No,
sé que pasas de muchas cosas últimamente. Pero también sé que podrá contigo la
curiosidad y querrás verlo y si te cura mucho que mejor. ¿A qué quieres oírle
hablar en coreano? ¿A que sí? A lo mejor y te deja decirle Oppa. – termina con
una enorme carcajada y muy a mi pesar sonrío.
-
No
le diría Oppa aunque de ello dependiera mi vida, ya no tengo edad para
cursilerías, pero sí tengo curiosidad.
-
Es
guapo.- Me asegura entusiasmada porque lo conozca.
-
Ajá.
–Digo levantándome con cuidado. Es curioso, soy consciente de las malditas
ampollas ahora y no cuando forcejeé con la loca de Phoebe. –Simplemente es lo
más cerca que probablemente estaré de Corea, triste sí, pero me conformo y me
muero de curiosidad.
-
Lo
sé. –Dijo mi amiga con otra de esas sonrisitas sabihondas y claro, le dirigí
otra mirada asesina. Lo que no sabe es que soy inmune a la testosterona por
mucho que venga envuelta en delicia coreana.
¿Había dicho que era
inmune a la testosterona? Já, já y más já.
Creo que a las mezclas
donde se incluye una parte coreana no lo soy. Mi ingenio, astucia e
inteligencia que yo aseguraba tenía en cantidades suficientes se fueron, lo vi
y me quedé muda. No ayuda el que en estos momentos toda yo sea el equivalente a
una bolsa gigante de esas que traen bolitas que sirven para proteger productos
delicados y de la que suelo ser adicta a destripar.
Al menos voy cubierta
de pies a la cabeza con unos jeans y sudadera negra manga larga, llevo la
capucha de la misma sobre la cabeza, lentes negros y cubre boca. Parezco
asesino serial.
En cuanto Leo había
abierto la puerta del departamento donde se queda mientras está aquí, me quedé
estática, a lo lejos oí a Phoebe saludarle alegremente, él le sonrió y me
observó con suprema curiosidad y diversión.
¿Había dicho que jamás
le diría Oppa a nadie?
Como una zombie quiero
extender los brazos y decirle: Oppaaaaaaaaaaaaa.
Es alto, complexión
media con unos increíbles hombros anchos, su torso por lo que permite ver su
camisa está debidamente trabajado, su cabello negro es corto pero un mechón
suele caer sobre sus ojos a juzgar por el tic que tiene de apartárselo de la
cara, su piel está bronceada, por todo el parloteo de Phoebe sé que ha estado
todo su tiempo libre en la playa, no tiene rostro delicado ni femenino pese a
sus pómulos delineados, es tremendamente varonil, sus ojos son rasgados pero no
pequeños, tiene pestañas largas y una boca que pide a gritos que la besen.
- ¿Nat? – Oigo que me dice Phoebe.
–Creo que tiene ampollas en los oídos también. –Dice riendo y eso me hace
reaccionar y lanzo un nada femenino resoplido, bien Nat, bien.
-
¿Eso
es cierto? – Me dice él y doy un paso atrás. Malditos doramas, me habían
arruinado para cualquiera que no fuese como los protagonistas que allí aparecen
y ahora, me topo con uno salido de mis más febriles fantasías y no contenta la
perra vida me lo pone enfrente con una de esas voces que derriten las rodillas
y te dejan como helado al sol. Y si digo que la vida es perra es porque me lo
pone enfrente justo en uno de mis peores momentos.
-
Vámonos.
– Atino a decir y emprendo la retirada cuando Phoebe me detiene.
-
Tengo
la teoría que tiene ampollas en la cabeza también. – Explica al bombón y este
tira la carcajada, se me pone la piel de gallina al oírlo ¿estaré entrando en
la menopausia? Solo eso explica el alboroto hormonal que tengo, pero si me
faltan muchos años aun para eso, no entiendo, la medicina que tomé, eso, eso ha
de ser. Debo botarla nada más llegue, no tengo tiempo ni energía para sensaciones
de este tipo.
-
Pasen
por favor.- Dice con esa voz y yo gimo audiblemente por las sensaciones que
despierta en mí con ese timbre tan sexy, mientras la loca que tengo como amiga
me arrastra dentro. -¿Estás bien? –Me pregunta de inmediato.
-
Phoebe
me lastimó.- Miento. Definitivamente quemaré esa medicina y aparte borraré de
mi disco duro todos los doramas habidos y por haber que tengo allí aunque sean
chocorrientos mil, me han convertido en esto ¡malditos sean!
- ¿De verdad? –Dice la aludida y veo
como entrecierra los ojos sospechando. – No te quejaste hace un rato cuando me
hiciste esa llave de lucha libre y me enterraste la cara contra el colchón.
Él dirige su mirada de
nuevo hacia mí y trago saliva, me sonríe con esa diversión que ya había
percibido desde que entramos y veo estrellitas y todo. A Dios gracias por los
lentes de sol.
- Me tenía que defender aunque me
doliera. – Exclamo ofendida o aparentando estarlo. Phoebe resopló de la misma
manera que yo momentos antes. Y Leo era la viva imagen de estárselo pasando
bien a costa nuestra.
-
Siéntate
por aquí, voy a examinarte. ¿No pertenecerás a la liga de lucha libre femenil
verdad? – Dicho eso tropecé de la impresión, ¿examinarme? ¿Qué le dejara ver mi
cuerpo cubierto de manchas? ¡Pero si soy un dálmata de manchas rojas! Y allí
estoy, tropezando nada elegantemente y cayendo hacia adelante. No me doy contra
la mesita de centro de la sala solo porque dos fuertes manos me detienen de la
bochornosa caída. Vuelvo a gemir, solo que esta vez de vergüenza. Me levanto y
me sacudo sus manos, lo sé, me veo supremamente grosera pero es que soy el
colmo de todos los males, me siento tonta y fea y quiero irme.
-
Gracias.
– Digo escuetamente.
- Por nada. – Responde con suavidad y
amabilidad infinita en la voz y me siento horrible. – Siéntate por aquí. – Me señala
un banco alto y frunzo el ceño, subirme allí me hará consiente del picor en mi
cuerpo.
Voy hacia donde me
indica con paso lento y me quedo viendo y pensando como diantres subirme sin
que se me note el esfuerzo. Phoebe no hace intento de ayudarme y me siento
tentada a arrojarle el banco, ando agresiva pero es que la perra vida ya me
tiene harta al menos por el día de hoy. De pronto me veo en los aires y en
menos de tres segundo estoy sentada. Él me ha levantado y con sumo cuidado y
rapidez me ha dejado en el banco.
- ¿Podrías quitarte toda esa armadura
que traes? – Me dice sonriendo.
-
¿Qué?
– Digo aun atontada por lo que acaba de pasar.
-
Que
te quites las gafas, la capucha esa, el tapabocas… - Dice Phoebe burlándose de
mí y la corto con un gesto de mi mano (No hice el gesto grosero porque sería
quedar peor, aunque ganas no me faltaron) con manos temblorosas bajo la
capucha, escucho como Phoebe exclama impaciente que me quite todo así que tercamente
me dejo las gafas y el cubre boca y cansada de todo y actuando como niña de
cinco años me cruzo de brazos. Para mi consternación veo y oigo a Leo partirse
de risa.
-
Eres
todo un caso ¿verdad? – Dice aun riendo.
-
Eso
suelen decir. – Resoplo. Sé que estoy amparándome en mi malestar físico y
mental para no seguir cayendo rendida con este bombón. Mis hormonas quieren
seguir bailando y lo cierto es que aunque no las tengo del todo controladas, el
ir semi cubierta me ha ayudado a dos cosas:
1.- A que no se vea cuanto me ha afectado este hombre.
2.- ¡A ocultar mi fealdad producto de las manchas claro está!
Pego un brinco en el asiento cuando lentamente me quita las
gafas, observa mis ojos y con esa misma lentitud que ya me está poniendo la
carne de gallina y sin dejar de verme me quita el cubre boca, ¡Madre mía! Sin la
barrera de las gafas es muchísimo más guapo y ¿Por qué rayos todo lo que hace
es tan malditamente sexy? Trago saliva sin darme cuenta y siento que me pongo
completamente roja.
TE AMODORO LO SABES!!! Odio a los médicos, pero este me cae supremamente bien!!! Y sí perra vida, pero tampoco puedo quejarme Tanto tengo amigas fabulosas, en este momento estoy llena de risas gracias a una...Y QUIERO MAS, esta vez tu vida corre riesgo si no sigues JJ, LO SABESSSSSSSSSSSSSSSSS.
ResponderEliminarY definitivamente no parecía dalmata!!!
Tengo... miedo...
ResponderEliminarQue alguien por favor me diga si ya esta terminada... o voy a quedar mordiendome las uñas? :S
Compasión!...
Lu
Yo sólo puedo decir que leas tranquila que esta semana aniversario trae sorpresas....
EliminarGeniaaaaaal!!!
EliminarGracias Nata!
Lu